EN EURODISNEY II

 Y comenzó la actividad. ¿ Quién dijo miedo? Si hacemos cola en el banco para ir a pagar cómo no íbamos a hacerlas para divertirnos.
La primera Autopia, una autopista sobre railes en coches de los años 50 fue la elección de los más pequeños mientras el resto se volvía loco en el Space Mountain. Al reencontrarnos las caras de espanto de los mayores sirvió de acicate para que el grupo de valientes aumentara y mientras yo me hacía cargo de María y Quique ( he de confesar que más bien ellos se hacían cargo de mí, incapaz de montarme en tal atracción), ellos repitieron.

Volvieron recolocando sus cervicales y elegimos una atracción más apropiada para disfrutrar en familia, It´s a small world, nos acomodamos en las barcas, con bronca en francés incluida y recorrimos el mundo en 5 minutos. Realmente encantadora la atracción.

 La familia del Valle optó por la acción y el resto por experiencias más suaves. El laberinto de Alicia, donde los adultos dimos mil vueltas, mientras los peques mostraban su habilidad para orientarse esperándonos en la puerta. El tren de Dumbo y un crucero que nos llevó por decorados de cuentos de hadas en miniatura. Y luego nos reunimos para comer nuestros furtivos bocadillos.

 Otro momento del día, la caza del personaje. No fuimos muy afortunados en la cantidad  pero sin duda luchamos con uñas y dientes por los autógrafos de los dos personajes que nos encontramos en el parque.
Jack  Sparrow, con sus mechas californianas, pero muy, muy metido en su papel, fue muy simpático con los niños, y con las no tan niñas....

 Después paseito por el parque y más atracciones. La tren del salvaje Oeste, impresionante montaña rusa sobre railes de madera. Un paseo en barco de vapor a palas por el Oeste, la enorme casa  encantada y mi favorita del día, volamos sobre la casa de Wendy en Londres, el barco del capitán Garfio y el Pais de Nunca Jamás con la ayuda de Campanilla, IMPRESIONANTE:

 Recorrimos el Palacio de la Princesa, los peques montaron en el enorme Carrusel y tiraron y tiraron de la espada del Rey Arturo con la convicción de que uno de ellos era el elegido. Quique puso tanto empeño que llegué a temer que se hiciera de vientre encima, el pobre llevaba un buen rato pensando cual sería su primera decisión tras ser nombrado Rey.

Y tras mil vueltas y revueltas decidimos volver a las autocaravanas y organizar la visita del día siguiente sobre plano para evitarnos algunos kilómetros.
La cinta transportadora volvió a convertirse en la protagonista.
Al final pasamos la noche en el parking del parque, y vimos desde nuestras ventanas los fuegos artificiales que anunciaban el cierre del parque, hasta mañana.