Quedamos en el área de servicios El Cuadrejón, en la autopista de Sevilla. Una vez todos allí visitamos las caravanas y nos hicimos la primera foto oficial del viaje, repartimos los walkis y descubrimos que nos habíamos quedado sin solomillo. Puesta en marcha, a las 13:50 cruzábamos el primero de los muchos peajes que nos esperaban.
Durante el camino Julia iba tranquila disfrutando del paisaje y Quique haciendo una y mil preguntas transcendentales para un niño de 6 años: "ese edificio de Sevilla, ¿ es más alto que un dinosaurio cuellilargo?, ¿qué es más grande un dragón o una ballena?, tengo hambre,...".
Nos temíamos que el viaje iba a ser muy, muy largo.
La primera parada la hicimos en el Rompillo, en la A66. Mucha calor y primer despliegue del toldo Terriza que a partir de entonces nos protegió del relente más que del sol.
Por la tarde paramos en Cañaveral un pueblo de Cáceres para la merienda y me decidí a coger la caravana, apurando en las cuestas, para desesperación de las caravanas seguidoras. Paramos en la provincia de Valladolid para repostar y comentamos que estábamos muy agotados para proseguir hasta Burgos, idea que era nuestra intención en un principio, así que llamamos al camping Don Quijote en Cabrerizos y decidimos dormir allí, a 109 kilómetros de Valladolid capital. Aunque por teléfono nos comentaron que el precio por pernoctar era 12 euros, una vez allí nos cobraron 20 euros, la explicación según el señor de la recepción era muy sencilla; " los autocaravanistas no suelen viajar con niños, y yo pensé que se trataba de matrimonios sólos, esto es una actividad para jubilados ociosos". Pero ya se sabe los Kuares van en pelotón siempre y sin miedo a nada.
Una vez instalados fuimos a las duchas y nos dispusimos a cenar y a celebrar el cumpleaños de Isabel que iba preparada para la ocasión con su tarta, menuda forma de celebrar los .. taitantos.
Y por la mañana nos inauguramos en lo que sería práctica cotidiana y más repetida a lo largo del viaje. Carga de agua, vaciado de aguas negras y aguas sucias. El señor que nos alquiló la caravana comentó que en su caso él vaciaba cada 4 días, pero que nosotros al ser 4 miembros lo debíamos hacer cada 2. JAJAJA, cada 15 minutos. Que gustito le cogimos a eso de vaciar y cargar.
Volvimos a ponernos en rumbo sobre las 11 de la mañana, desayunados y descansados. Que cómodas son las autocaravanas para dormir. Los miedos iniciales de inseguridad debían haberse quedado en Jerez, porque aunque es cierto que en esta primera noche dormíamos en un camping, las noches siguientes las pasamos en los lugares más insospechados y descartados en nuestras conversaciones preparando el viaje.
Durante el viaje los peques se quedan dormidos y nosotros por los walkis acordamos seguir en camino hasta que despierten. Cuanto se agradecían los comentarios múltiples que se iban haciendo desde una u otra caravana, sin duda uno de los mejores recuerdos del viaje las risas que nos echamos walki en mano. A las 13:45 paramos a comer en un área de servicio en Quintanapalla, provincia de Burgos. Al abrir la puerta de la caravana notamos por primera vez ese fresquito que nos acompañó gran parte del viaje.
Los peques comieron rápido para poder disfrutar de un rato de juegos y estiraban las piernas como podían.
De nuevo en ruta entramos ya en el Pais Vasco. Preciosos paisajes sobre el rio Debra. Menudas carreteras!! LLegó la hora de apagar los móviles, sin darnos cuenta los carteles de las carreteras pasaron del euskera al francés, habíamos cruzado España.
En un principio decidimos evitar peajes pero la carretera era preciosa pero, con perdón, un coñazo. Rotondas mil y límite de velocidad a 50. Así que paramos y tras un corto debate nos incorporamos a la autopista Biarritz-Bayona.
Enrique decidió para la ocasión ponerse la camiseta del centenario del Sevilla como homenaje a nuestros vecinos. Conducimos hasta Burdeos y guiándonos por las luces rojas del supermercado Auchan ( nuestro Alcampo) nos colocamos, tras mil intentos, junto a unos camiones que pasaban noche en su parking. Cenamos en la autocaravana, por el frío, y luego salimos para tomar una copita, aunque he de reconocer que lo que realmente apetecía era una tacita de caldo caliente.
La noche fue muy tranquila, sólo el ruido madrugador de algún camión cargando y descargando en el polígono en el punto limpio que teníamos cerca y las gotitas de una leve llovizna que cayó durante la noche. Sólo Enrique y Maribel oyeron el chirriar y frenazos de unos coches que al parecer hacían carreras ilegales cerca.
Quedamos muy tempranito, a las 7:30 dirección Versalles. Los peques dormían en unas improvisadas camitas, que fueron haciendose mucho más cómodas en el tiempo, hasta convertirse en una auténtica cama con sábanas y almohadas a medida que pasaban los días.
El Valle del Loira precioso, pueblos fascinantes y castillos propios de cuentos de hadas. Una pena no poder parar en todos ellos, nos limitamos a disfrutar del paisaje desde la autopista y por la tarde llegamos al primer destino oficial Versalles. ( Visita protagonista en la próxima entrada)
Nuri: Muy bonitas las fotos, y muy detallada la crónica. De lujo. Deseando leer el próximo capítulo. Besos.
ResponderEliminarLa Patri dice: Enhorabuena, Almudena, por esta entrada. Gracias a tu exhaustiva crónica y a nuestro blog podemos compartir con vosotros la aventura que este verano habéis emprendido. Las caravanas se ven muy bien equipadas. Vistas desde fuera, me siguen pareciendo pequeñas para todo lo que me contaste que tienen por dentro. Como siempre, vuestra organización es intachable. Nunca os falta un detalle en nada. Las fotos me encantan, se os ve felices e ilusionados, y los paisajes, como bien dices, son preciosos. Estoy deseando ver la próxima edición. Versalles me traerá muchos y gratos recuerdos. Gracias y un beso.
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