viernes, 27 de septiembre de 2013

DISFRUTANDO POR LA PATILLA

 Todo empezó con una inesperada llamada de teléfono y después de mil y una elecciones nos concedieron disfrutar del premio el fin de semana del 13-14-15 de septiembre. Una buena forma de prepararme para la vuelta al trabajo.
LLegamos el viernes sobre las 5 de la tarde, lo primero fue inspeccionar


la habitación, en una palabra, IMPRESIONANTE. El baño de lujo y la terraza con unas vistas ideales. Todo domotizado , una pantallita táctil repleta de botones encendía una u otra luz, cerraba y abría las cortinas de la habitación, elegía la temperatura, regulaba la intensidad de la luz y marcaba en la puerta exterior el estado de la habitación, lista para limpiar, no molestar,...




 Nos cambiamos y bajamos para recorrer los jardines. Caminitos mil, estanques y cantidad de piscinas: infantiles, jacuzzis, piscina de adultos, ... El día estaba mejor de lo esperado en base a las predicciones meteorológicas pero aún así y aunque iba dispuesta en un principio, al final el frio me pudo.


Enrique se decidió lanzándose por el tobogán de la infantil y fue cambiando de una a otra.





 Por la noche y tras cenar en la habitación (picnic casero) bajamos al pub irlandés del hotel, un bar enorme, con bolera, billar, futbolín, zona TV, diana,... y tras la primera copa terminamos en la disco. Lugar un poco oscuro y recargado donde los pocos asistentes se afanaban en bailar animados por los chicos del hotel.

Al final a Enrique no le quedó otra y acabó bailando al son de Marc Anthony, ver para creer, le faltaba la silla, como a su padre.






 El sábado bajamos a Chiclana y paseamos por el centro del pueblo. Ya veis no hacía falta ir hasta París, también ellos tienen un puente en el que colocar sus candados de amor, en este caso no sobre el Sena sino sobre el rio Iro.
 Por la tarde acudimos a la sesión del spa, tres plantas repletas de piscinas de chorros, jacuzzis, camas de piedras calientes, piscinas de contraste, sauna, baño turco, terma romana, gruta de hielo,duchas de sensaciones,... Enrique se aficionó a la piscina de agua fría, lo que le valió que algunos que intentaban meterse entre espasmos le llamaran loco al verlo allí tan tranquilamente sumergido. Pero no era esa la más fría, había una junto al jacuzzi que sólo cubría hasta la rodilla y que al  meterte te entumecía por completo, tanto que al salir 2 segundos después te costaba andar.

 Tras salir del Spa pensamos bajar a la playa, pero una tormente nos sorprendió por el camino haciendo el paseo aún más romántico.
Por la noche, de nuevo cenita en la habitación, el regalo sólo incluía el desayuno y tras ver la lista de precios del restaurante "mas económico, tipo snack-bar" (12,95 un sandwich mixto) pensamos que era lo más inteligente.
 Después paseo por el hotel, había un señor tocando el piano en el salón de la planta baja y una chica cantando acompañada de una guitarra en el jardín, pero el pubnos había robado el corazón y terminamos allí jugando un billar y viendo el partido.

 Hice patria con mi camiseta Kuare.

 Por la mañana del domingo y tras un suculento desayuno dimos una última vuelta por el hotel para conseguir que perdurase un poco más todo aquello en nuestra memoria y salimos de allí entre lágrimas y con el firme propósito de volver... tendremos que confiar en la suerte, de nuevo.


 Nota: las fotos privadas de la habitación las reservamos para el "video" casero que propusisteis el otro día, quien sabe...



miércoles, 25 de septiembre de 2013

KUARES POR VERSALLES

 El dia 23 tras pasar la noche en Burdeos amanecimos tempranito dirección Versalles. Para comer elegimos una zona de descanso de la autopista donde, casualidades de la vida, coincidimos con nuestros vecinos del camping de Valladolid. Con lo de kilómetros que hay ...



Sobre las 5 llegamos a Versalles. He de confesar que me sorprendió porque no esperaba que todo esto estuviese en el centro de una ciudad. Creía que encontraríamos los jardines y palacios en medio del campo y no entre calles, edificios, plazas y semáforos. Después de un desesperado aviso por los walkis antes de perdernos quedamos en la puerta de entrada y poco a poco fuimos llegando, aparcar 3 caravanas en una ciudad no es tarea fácil. Al ver la puerta dorada los chicos quedaron asombrados. Quique no dejaba de preguntar, "¿pero es de oro?", me ha salido muy pesetero. No pudimos acceder al palacio porque las puertas estaban todas cerradas y doy fe, porque probé en todos los picaportes que iba encontrando. Tras unos paseos rodeando el palacio cruzamos un arco y allí estaban los impresionantesjardines y las fuentes.






Datos curiosos:


Versalles fue capital de Francia y ahora un rico suburbio de Paris. Alli se trasladaron la Corte y el Gobierno en tiempos de Luis XIV y Luis XV, ambos murieron allí. Inglaterra reconoció Versalles la independencia de los EEUU en el año 1783, se produjo la unificación del II Reich en 1871 y se firmó el tratado de Versalles en 1919, por el que se puso fin a la Primera Guerra Mundial.

El palacio de Versalles cuenta con 700 estancias, 2.513 ventanas, 352 chimeneas (1.252 durante el Antiguo Régimen), 67 escaleras, 483 espejos, 20 Km. de caminos, 200.000 árboles, 372 estátuas y 55 estanques con 600 sustidores.. La superficie total es de 67.121 m² de los cuales 50.000 están abiertos al público. 








La tarde era muy agradable, hacía un  pocode viento pero el color del cielo y el paisaje eran propios de una película de época. Parecía que de un momento a otro aparecerían los caballeros a caballo con sus pelucas y chorreras y las damas de la corte con sus pomposos trajes dorados.






Los niños aprovecharon para estirar las piernas por los numerosos laberintos y disfrutaron de lo lindo en las fuentes y embarcadero repletas de peces y patitos. Una guiri estaba muy preocupada al ver a los peques acercándose al borde del agua y se acercó alarmada diciéndoles: " it is very deep!!, be careful". Eso no les frenó, temíamos tener que sacar a uno de ellos del fondo.


















Tras un relajante paseo nos fuimos dirección Eurodisney. Aún no habíamos decidido si pasar la noche en el arcén de la entrada del parque o en alguna gasolinera cercana. Una enorme y desesperante caravana de coches transformó los escasos 50 kilómetros en un par de horas por lo que al final paramos a 10 kilómetros del parque en un área de servicios de autopista, volvíamos a desafiar la suerte. Montamos el chiringuito y ni siquiera el frío nos evitó hacer planes de velada distendida pero .... en la próxima entrada la cruda realidad.