La distancia desde Jerez hasta Castellar es 111 kilómetros, prácticamente todos por autovía y una vez en el pueblo, siempre siguiendo las vías del tren y rodeados por ciento de nidos ocupados por cigüeñas a sólo 2 kilómetros el zoo.
Esperábamos un pequeño zoo casi familiar pero ya en la taquilla nos dimos cuenta que le daban la categoría de parque natural, vamos como el mismísimo zoo de San Diego.
En la misma entrada un pequeño tigre blanco de 3 meses al que todo el mundo sobaba en busca de la preciada foto y que rabiaba con la muda de los dientes mordiendo a diestro y siniestro. A su lado una cría de ocelote de 8 meses que miraba amenazante al tigre al que ya había herido en la pezuña en su último ataque.
Y ya un no parar, vas andando por el parque y te salen a cada paso animales en semi libertad que el personal del parque te va ofreciendo para la foto, y nosotros como padres responsables que somos, animando a nuestros hijos a coger al bicho de turno algunos de los cuales arañaban, tiraban del pelo o intentaban morder como animales fieros que son.
Quique disfrutó como nunca en su hábitat favorita y Julia y yo hicimos de tripas corazón y nos animamos tocando algún que otro ejemplar.
Lémures, okapis, falsa coral, llamas, mofetas, conejos, cobayas, pájaros varios, cabras, monos, avestruces ...
Cualquier lugar les parecía bien para esconderse y Quique los acorralaba y daba caza repartiendo entre los presentes alegremente. He de reconocer que daba cierta penita ver a los animales huyendo de los joíos niños.
Para comer y ya que la zona reservada del zoo estaba a tope hicimos picnic en el parking, cómo echamos de menos la caravana...
Después de comer y dar una vueltecita por el pueblo en el coche subimos hasta el castillo. La carretera que lleva hasta allí es preciosa, con paredes verticales impresionantes colmadas de coloridos escaladores.
El castillo muy bien conservado convertido en hotel rodeado de casas rurales que se alquilan, calles estrechísimas y empinadas muy bien decoradas y montones de turistas y una encantadora chica llamada Eva que vivía en una de las casas que enseñaba a los niños el arte de hacer gigantescas pompas de jabón para disfrute de los pequeños.
Ya de vuelta a casa paramos en la carretera junto a un riachuelo y vimos el inicio de una ruta: desde la venta Jarandilla se sube por calzada romana hasta el castillo recorriendo la Dehesa Boyal con unas tumbas antropomórficas, la fuente vieja y el Embalse de Guadarranque. Distancia total ida y vuelta 11,5 kilómetros, ideal para hacer con niños, tipo total 3 horas y media más las paradas y visita al castillo. Propuesta para otra escapada Kuare.
De vuelta a casa con la firme idea de haber acertado en la elección del destino.
Espero que os hayan gustado y hasta la próxima.
La Patri dice: ¡Me estoy muriendo de la envidia! ¡Yo quiero ir! Me apunto el sitio, a ver si en unas Navidades podemos hacer una escapada a ese pueblo. Yo habría disfrutado tanto como Quique, que seguro será veterinario, zoólogo o biólogo, pues a mí también me gustan mucho los animales -todos excepto las serpientes-. Las fotos son preciosas. La verdad es que os lo montáis de fábula. Se quejarán Julia y Quique de estos padres tan aventureros y dispuestos que tienen. Me ha encantado la entrada. Besos.
ResponderEliminarNuri: Chulísimas las fotos. Ya me habían hablado de ese sitio, y lo tengo en mi agenda para visitar. Yo ya estuve en el castillo pero no conocía el zoo. Y digo lo mismo que Patri, Quique va para veterinario u otra rama relacionada con los animales. Y tb me apunto para recorrer ese sendero. Besos.
ResponderEliminarOs dejo un enlace de vuestro interés sobre el zoo de castellar http://ezoco.es/zoocastellar/
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