MARBELLEANDO 2014

 Vuelvo al blog con la fotos de las vacaciones de este verano, he seleccionado algunas de las mil fotos que hicimos, ya sabéis que yo soy de disparador fácil.

Pues empiezo con algunas foto de las instalaciones de la Residencia de verano. Se trataba de bungalows circulares ocupando la vivienda la mitad de la parcela y el patio la otra mitad. El entorno era fabuloso, jardines, parques infantiles, minigolf, cafetería, actividades infantiles, diversos campeonatos, ...
Nosotros pasábamos mucho rato en el patio, allí hicimos muchos de los desayunos, que aunque estaban incluidos en el precio no aprovechábamos porque no estábamos por madrugar, hicimos barbacoa por la noche y jugamos,, jugamos mucho. Enrique logró pillarnos a todos en el aire a la primera y aunque el saltó y saltó hasta quedar agotado, esto es lo más cerca que conseguí pillarle en el aire.

Estas son algunas de las fotos del rancho que nos servían en el almuerzo, no estaba mal, siempre había algo que te gustaba entre tanto plato.

 Realmente os animo a probar suerte y solicitar plaza en esta residencia, aunque no tiene piscina, la proximidad a la playa, la tranquilidad, cantidad de sitios cercanos e interesantes  para visitar, el servicio, ...
Nosotros llevábamos como propósito pasar unas vacaciones de lo más tranquilas y aunque es cierto que descansamos, también es verdad que salimos mucho mas de lo que teníamos pensado en un principio.

 Y una vez más la familia Barroso hace gala de su pasión por los animales.
 Visitamos Sea Life, en Benalmádena,  un enorme acuario muy completo e interesante, pudimos ver tortugas gigantes, mantas raya, caballito de mar, tiburones, anguilas, morenas, huevos de tiburón, peces globos, cangrejos gigantes,...

Al salir de alli paseamos por Costa Marina, el puerto naútico de Benalmádena, había cientos de pequeños yates algunos de los cuales se ofrecían para dar un paseo por la costa, según anunciaban avistamiento de delfines, pesca con caña y baño en alta mar, con trabajo convencimos a Quique y lo dejamos para otro día.
Entonces nos dirigimos a Fuengirola con intención de visitar el parque Bioparc pero en la carretera vimos un cartel que ponia  "a Mijas y a la generación de Verano Azul" los burrotaxis nos dejaron marcados y decidimos desviarnos para visitar la maravillosa Mijas.



  Sólo falló el encargado de los burros, que tio más sieso, mucho más bestia que los pobres taxis. Los mayores nos conformamos con el burrito de bronce de la plaza y los más peques se dieron su vuelta por las empinadas calles del pueblo.
Aconsejo visitar Mijas, lejos de parecer un municipio de la Costa de Sol del siglo XXI conserva el encanto del pequeño pueblo blanco, encalado, con macetas, bellas ventanas con visillos, tiendas de souvenirs, ermita de piedra, ... y un mirador con unas vistas impresionantes de la verde montaña y la playa. Muy recomendable.

 Después de visitar Mijas y para completar la agotadora jornada, Bioparc. Nos fotografiamos a la sombra de un enorme Baobab y luego entramos dentro de él para compartir habitat con los simpáticos lémures de cola anillada. Un zoo muy cuidado y con una amplia variedad de especies animales, que hicieron las delicias de Quique "Rodriguez de la Fuente".

 Agotados volvimos con el firme propósito de pasar el siguiente día vagueando en la tumbona de la playa, y asi lo hicimos.

 Ya recuperados paseamos por Puerto Banús, alucinamos con sus escaparates de joyas y complementos, los Ferraris,  Lamborghinis, Porsches, Aston Martins, Roll Royces, ... y un desconocido para mí hasta entonces Bentley, que me robó el corazón. Los yates también de infarto y aunque paseamos confiados en que algún millonetis nos invitara navegar un rato decidimos conformar a Quique volviendo hasta Costa Marina y montándonos en un catamarán. El fantástico sol inicial no nos hicieron imaginar que al encarar la bocana del puerto la visibilidad se reduciría hasta el mínimo, llegando a temer incluso por nuestra integridad física. Nos quedamos sin pesca, sin avistamientos y sin baño. Eso sí, de vuelta al Puerto entramos con una fila de pequeñas embarcaciones a nuestra cola como los patitos siguen a mamá pato, aprovechando que nuestro barco si tenía radar y logró  encontar el camino de vuelta.

 También visitamos el famoso mercadillo de Marbella, montañas de imitaciones y vaporosa ropa de seda a buen precio.
Julia y yo pasamos una tarde de rebajas en el centro comercial Miramar, enorme.

 El Tivoli fue otro de los sitios a los que fuimos. Atracciones de toda la vida, decoración Vintage y muy poca gente lo que te permitía repetir cuantas veces querías en cualquier cacharro. En algunos ni siquiera te hacían bajarte para empezar una nueva vuelta. Quique probó los coches choques más de 15 veces, marcha alante y marcha atrás. y la montaña rusa ya les hablaba de tú. Había divertidas actuaciones por todo el parque. Me monté en muchas más de las que esperaba en un principio. y gracias a Dios ni un sólo fallo técnico, es que en España sabemos hacer las cosas gabachos.

Cuando ví el barco Mississippi creí haber retrocedido treinta años atrás cuando de pequeña estuve con mis padres en el Tívoli, estaba igualito, que placer..

 En la playa de la Residencia había una zona Fun y una mañana los valientes decidieron montarse. SE trata de una plataforma flotante llena de camas elásticas, toboganes, rampas... a la que accedes a nado y en la que te destrozas a saltos.

 Para terminar la ronda animal una granja de cocodrilos. Éramos los únicos españoles del grupo y Quique se ganó la confianza del cuidador pidiéndole que le dejara coger una vez más al joven Elvis, diez kilos de cocodrilo que aunque no imponía tanto como sus mayores conseguía hacerte estremecer cuando te miraba. Te cuentan mil curiosidades sobre esos animales como que son capaces de aguantar dos años sin comer ni beber y te hacen demostraciones en vivo sobre su destreza, rapidez y voracidad, también muy interesante.

 La última noche fue la única que pasamos fuera de Residencia. Nos fuimos a Torremolinos, menudo ambiente en la Carihuela, actividades en los club de la playa, verbena del dia del Carmen patrona de los marineros, tiendas a pie de playa, bares atestados, .... y gente mucha gente.
Menos mal que no descubrimos esto hasta el último día, en caso contrario no hubiesemos resistido la tentación de salir más a menudo.

Y el día que dejamos el bungalow lo pasamos en una maravillosa cala que veíamos todos los días a pie de autovía y que no queríamos dejar de visitar.
Finalmente volvimos muy relajados, gracias al masaje que ofrecìan en la misma playa. El cuenta kilómetros da fe de que no fuimos una familia de residenca de verano al uso y que al contrario que nuestros vecinos, que no movieron el coche en toda la semana, nosotros no paramos demasiado.






El año que viene y conscientes de que tenemos pocas posibilidades de repetir volveremos a intentarlo, ha sido una fantástica experienia y os animo a probar. ¡ Mucha suerte! y salud !!!!